Ingenuamente corre
hacia la amante retornada, plegaria atendida,
ventura y portento.
Iluso enamorado que adormece su cordura,
es tentado a jugar a la euforia, y se baña de emociones, desgarrando las costras del abandono.
El otrora agresor, que entre desplantes y artificios robo la pureza de su amada, arrepentido de su vetusta infamia, en quinquenio reciente, solo amor y ofrendas, pasión e indulto, entrega y lealtad, le ha derramado a su doncella.
Ciega de culpa, mas disfrazada de odio, endulza su trampa para seducir al incauto, así sacia un masoquismo que grita venganza, cuando inconsciente solo desea recibir perdón.
Ante el centelleo del pecado, abre sus cáusticas alas e inocula mendacidades sugestivas almibaradas con melodías de amnistía.
Merece sufrir, ¿quién puede dudarlo?, entonces, ¿porque me lastima hacerlo? ¿Porqué lo quiero tanto?
El universo nos une, clama oportunidad, Duele castigarlo, mas estúpida soy por aún amarlo.
El penitente, vestido de ilusiones no ha detenido su accionar, Para ella solo magia, Para ella solo amor.
Mas, sin embargo seducción y desprecio, lujuria y abandono, promesa y vacilo es el único resultado de la faena.
Llega la oferta, excitados en el encanto de miradas, se anuncian augurios de eternidad, sin que lleguen las palabras.
La esperanza en él, ambivalencia en ella.
Venganza endulzada en coqueteo, culpa que se oculta proyectada en su contra parte, lo amo y lo detesto, lo anhelo y lo desprecio, histeria y temor, amor y locura.
Salen las palabras, besos y caricias, ofertas lujuriosas, y una petición sublime,
¡ Vuelve conmigo, amor !
Los ojos de la amada bailan en el rostro de su hombre, su mano, silencia los labios de su adorado.
Un beso sutil y profundo, bañado en lágrimas y sonrisas de amor, dejan salir una dolorosa frase.
<< Eres el hombre de mis sueños, Te amo como jamás lo he hecho, pero nunca volveré contigo, porque no puedo perdonarte >>
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