Me embriagaste de zumo dulce con tus besos. Delicias para mis labiales poros, cómplice manjar de caricias que danzaban en mi lengua, posándome en rojos, ante tu mirada deseosa de más y más. "has que el tiempo se calle, y deje de seguir susurrando desvelar el momento". No te rias, que aun siento el sabor de tus impulsos y la armonía de tu latir morro. Ahora déjame para no ser cautivo, porque si me das un instante más seré solo lo que tu nombre haga de mí. Tus labios humectaron mis anhelos, que vírgenes parecían no haber sido tocados. En capullos rebosaste mi silueta, deshojándome en lascivia y dulzura, cuan incandescencia lejana que fluye en párpados alados por tu deseo. Me hice tuyo cuando pensé que te hacía mía, y manchaste tu perfume en caída libre, precipitándote en mi gozo. De la oscuridad de tristeza, que despertaba en soledad el desamor pasado, en fluidos, me libraste. |
Un espacio para quienes se redescubren en lo sutil, donde las resonancias del ego son simple polvo en el sendero transitado, cuyo rumbo se orienta por una brújula rota, y no importa el fin sino el camino.
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Última Actualización: Sábado, 19 de Marzo de 2011 - Recomiendo: Hacauitz - Nuevo: Permíteme hoy.../...Fémina... (Ask the Mountains)
" ...Y tocándola, El muchacho elevó en el aire la rosa. Es fama -dijo- que puedes quemar una rosa y hacerla resurgir de la ceniza, por obra de tu arte. "
La Rosa de Paracelso, Jorge Luis Borges
Viembenidoz...
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La Danza de la Rosa... nuestra carta
jueves, 6 de enero de 2011
l'appétit voluptueuse...
Frágil
Rauda se acerca, más sin ser presentida aún. Los de noble sonrisa se balancean entre juegos y retos, cautivos de su pureza, se miran despreocupados, como si todo ha de venir sin esfuerzo. La Amazona en la orilla se posa, y emana su canto seductor. Una criatura de luceros ojos, se percata de su inminente cercanía. Atiende el llamado y convida a su próximo a seguirla hacia la provocativa figura. La dama desnuda les extiende los brazos y la dulce criatura se deja tocar, el adiátere ve con recelo la gesta, más en su calma, se une a la fiesta. La señora les susurra al oído, les hace verse, y les convida a descubrirse. Los ojos de la niña varían de color su piel se hace jadeante, y sus latidos tañen melodías extrañas. Él, también se hace presa de su embeleso, y en equidad sucumbe al canto sugestivo. Ambos se palpan en miradas, y escarchan su candidez. La dama desnuda los posee, y los hace parte de su propia esencia. Aguijón que penetra, Veneno que socava lo blanco, Otrora infantes, ha dejado sin ser. La Amazona ha vencido, en destino inevitable ha bebido de ellos, Ahora, marionetas de muerte son, que se adornan con pensamientos impíos. !No volverán!, más serán cobijo a nuevos puros, que alguna vez llegarán. La Ley impávida se ha consumado de nuevo, ¡Si!, de nuevo la dama desnuda canta, y recita su nombre, ese que quita, y a la vez regala. "Pubertad" |
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